miércoles, 12 de febrero de 2014

Capítulo VII: Nada más que la verdad

Llevo a Caddy al otro extremo del barco. Está muy enojada, es la primera vez que recuerdo que llora de ira.

-Kyra, cálmate, pequeña.

-Ese hombre es malo, Ellioth. Dijo cosas muy feas y falsas sobre Caddy y sobre Young. ¿Verdad que nada de lo que dijo es cierto, Ellioth?, ¿Verdad?

Algo curioso sobre la verdad es que aunque haya una verdad absoluta sobre todas las cosas, la mayoría de las veces nadie sabe cuál es. Es como si los Destinos decidieran dejar a nuestro propio criterio la elección de qué verdad creer.

La verdad depende de mucho más que los simples hechos. Depende de las circunstancias, de la perspectiva, de las emociones y la forma de pensar de quien la presencia; y después de eso, depende de quien la cuente y de quien la escuche, de cuantas veces sea repetida de boca en boca y sea pasada de mano en mano.

Al final muchas veces la verdad que llega a nuestros oídos no son más que jirones de lo que fue la verdad original.

Hubo un momento en el que yo creí una versión de la historia similar a la que nos contó ese hombre, y actué sin pensar, movido por la rabia y los celos. Me di cuenta poco después de cuán equivocado estaba, pero ya era muy tarde para reparar el daño que había causado. Y si ni Caddy ni Young llegan a perdonarme, no me importa, pero no permitiré que a Kyra la engañen de la misma manera que a mí.

-No, Kyra. Te aseguro que nada de lo que ese hombre dijo es cierto.

Kyra traga saliva y calma su respiración.

-Escucha, Kyra. Caddy y Young no eran perfectos, pero ambos son personas muy buenas. Simplemente tuvieren muchos enemigos y  esos enemigos hablaron cosas falsas sobre ellos y la gente las creyó.

-Ellioth, cuéntame más sobre la historia, por favor.

Sonrío.

-¿Te gustaría que te contara sobre cómo Young llegó a La Fortaleza?

La forma en la que Young llegó a La Fortaleza es bastante entretenida, aunque cómo me la contó el Capitán Mah-Sey, estoy seguro de que está llena de exageraciones, pero aun así, prefiero una historia emocionante llena de mentiras, a una historia aburrida que solo cuente la verdad.

La única vez que Young y Caddy se habían visto fue en la ocasión en que esos dos chicos intentaron robar los genets de Caddy en el mercado de Faria. Caddy conservó a “Colmillos” y el genet que Young conservó se llamó “Sargento”.

Debo decir que Young era una persona muy solitaria y melancólica. Sin amigos salvo Sargento. Aunque ahora poco quedaba del recuerdo de cómo había obtenido al genet que le ayudaba en su labor, el sentimiento de amistad que unía al joven capitán con su mascota era el único que él se permitía tener y que en muchas ocasiones difíciles, había sido el único que había compartido sus lágrimas, sus pesares y sus agobios.

Desde antes de conocer a Caddy, Young había tenido una vida muy difícil, aunque los detalles de esa vida difícil no los contaré ahora; lo que sí contaré es que Young era una persona muy triste y con mucho enojo guardado. Ese enojo era una sed de sangre y venganza contra Mah-Sey y su clan de piratas, y para calmar ese enojo, viajó a Gelia.

Un informante le había hecho saber a Young que uno de los hijos de Mah-Sey iba a ser puesto a prueba para  formar parte de la tripulación de asalto.

Young sabía algunas cosas sobre los Mah-Sey que poca gente sabía, y sabía que la única persona con la edad necesaria para hacer la prueba para pertenecer a la tripulación de asalto y que había fallado en dos ocasiones dicha prueba, era la única hija mujer de Mah-Sey.

Nadie la conocía, Young no la conocía –o al menos eso pensaba-, pues a pesar de haber fallado la prueba en dos ocasiones, la chica era escurridiza y hábil para escapar, además de que se cuidaba muy bien de lo que hablaba a los guardias que la capturaban y de ocultar su rostro. El único rasgo distintivo de la hija de Mah-Sey eran sus ojos: tenía los mismos ojos que su padre.

En Gelia, cada año se celebra el fin de la cosecha. En Gelia se recolecta más del 80% del total de la comida consumida en Kil. Son tierras muy fértiles y de gente muy trabajadora y de carácter humilde y  sencillo.

Gelia no es una región muy rica, monetariamente hablando, pues todo lo que recaudan de la venta de sus alimentos, es usada para volver a sembrar los campos, alimentar al ganado, y hacer todo lo necesario para que la estirpe tanto de las plantas como los animales mejoren de generación en generación.

La única riqueza que tiene Gelia se encuentra detrás de las bóvedas del palacio. El tesoro dentro de las bóvedas no ha sido tocado en generaciones. Se dice que este tesoro es un agradecimiento de la gente de Mesán dado a los gelios después de que estos les proveyeran de alimento durante diez años. De sobra está decir que estos tesoros son infinitamente mayores a los que nadie jamás ha visto o llegue a ver.

La mañana del último día del Festival de la Luna en Gedea es siempre muy activa y como Capitán de la Guardia Real, Young estaba preocupado y ocupado. Era el primer año en que la seguridad de Palacio estaba a su cargo en la noche más activa, bulliciosa  y peligrosa del año, y las puertas del Palacio se abrían de par en par para recibir a todos aquellos que quisieran celebrar. Young estaba seguro de que había muchos ladrones que aprovecharían la oportunidad para apoderarse de alguno de los tesoros del Palacio. En otros años había sucedido, pero dado que en esta ocasión sería su responsabilidad, no quería quedar en menos ante el Rey y su familia.

Un centenar de guardias se habían dispuesto frente a las bóvedas del tesoro y otro centenar se paseaba entre la gente que celebraba alrededor del Palacio, mientras que desde el palco más alto, otros diez guardias, vigilaban cada movimiento sospechoso y detrás de ellos estaba Young Sparks, con Sargento sentado en su hombro derecho, atento igual que él.

Y entonces fue cuando la vio.

No la notó porque fuera sospechosa o porque pareciera peligrosa,  más que notarla, ella lo distrajo. Iba sola, vestida de negro de pies a cabeza y mantenía la cabeza un tanto baja pero observando cada detalle atentamente, caminaba sin mirar, como si buscara algo, curiosa y maravillada. En un brevísimo momento, sus miradas se cruzaron y Young pudo notar el extraño brillo purpura en sus ojos.  Lo reconoció al instante, solo alguien podía tener esa mirada, pero el instante terminó y ella siguió su camino, perdiéndose entre el gentío.

-Capitán, Su Majestad pide que todos los presentes vayan al jardín para liberar los fuegos artificiales - dijo un soldado detrás de Young.

-Adelántense, quiero asegurarme que no quede nadie aquí dentro.

Cuando Young regresó su mirada vigilante a la multitud, ella ya no estaba.

-Búscala- dijo Young a su mascota, y Sargento brincó al barandal del palco y bajó por las cortinas.

Young se quedó solo en el palco hasta que el gran salón se vació por completo, esperando verla y atraparla, pero no la vio y estaba por salir y dar la orden de búsqueda a los guardias, cuando Sargento regresó con un pedazo de tela y señaló con su hocico hacia las sombras. Young vio algo moviéndose y se quedó mirando fijamente hasta que la vio salir. La misma chica que había llamado su atención hacía poco, estaba moviéndose hacia una puerta de caoba que…

-¡La bóveda!- grita Kyra emocionada.

-Calma, calma, aún no llegamos a ese momento.

La puerta a la que se dirigía la chica llevaba al salón del trono, detrás del cual se encontraba la bóveda. Young pensó que la mujer era una ladrona vil… y peor aún,  que era tonta, pues al parecer no tenía el cerebro suficiente para deducir que nadie en su sano juicio dejaría la bóveda real de Gedea sin vigilancia alguna. El ejercito que le esperaba detrás de esa puerta seguramente sería una sorpresa bastante agradable para la ladrona.

Bien, él simplemente se iba a sentar en su palco y a disfrutar del espectáculo.

La vio forzando la cerradura y casi desesperó de la emoción, ¿Cuánto podía tardarse en violar la cerradura? Además de ladrona y tonta, era absolutamente lenta.

Cuando la cerradura estaba a punto de ceder, ella se detuvo en seco, la vio llevarse una mano al oído, ella había escuchado algo, algo peligroso para ella. La chica retrocedió de nuevo hacia las sombras. Él esperaba que alguien entrara al salón pero después de unos minutos seguía desierto.

La buscó nuevamente entre las sombras temiendo que hubiera escapado, pero casi de inmediato la divisó dirigiéndose a la puerta de servicio. No estaba huyendo. De estar huyendo, simplemente hubiera salido por la puerta hacía el jardín y se hubiera perdido entre la gente. No, ella buscaba algo más, algo que no estaba en la bóveda… ¿pero qué podría buscar que estuviera atravesando la puerta de servicio?

-Síguela, Sargento.

El pequeño genet era sin duda la combinación perfecta de velocidad y sigilo. Mientras Sargento seguía el rastro de la ladrona, Young tenía muchas preguntas en mente, pero la más importante era: ¿Qué se estaba proponiendo?

Sargento se detuvo en una esquina y señaló con el hocico una puerta. La chica estaba revisando la cerradura.  Young estaba intrigado. ¿Qué podía haber en una biblioteca que tuviera el valor suficiente como para que corriera tantos riesgos?

Después de que la chica logró abrir la cerradura de la biblioteca, sacó algo de una bolsa que llevaba atada a la cintura; una bola de pelos se estiró e hizo un chillido extraño.

Colmillos se deslizó dentro de la biblioteca y tras unos segundos volvió a salir. El lugar estaba solo. La chica levantó al animalito y este trepó hasta el hombro de su dueña mientras entraban a la biblioteca.

Young esperó afuera, espiando a través de la puerta apenas abierta. Ella había encendido las luces y ahora estaba buscando algo. Podía entrar y detenerla, por supuesto, pero quería saber qué es lo que ella buscaba para más tarde informar al Rey del objeto del robo, para que así el pudiera resguardarlo mejor.

-Te encontré – ella sostuvo en alto un libro viejo de pasta desgastada.

Examinó algunas otras cosas pero no tomó nada más que el libro. Se dirigió a la puerta y Young se preparó para atraparla al salir… pero los segundos pasaban y ella no salía. Young no podía esperar más. Abrió la puerta silenciosamente y…

La biblioteca estaba vacía...

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