miércoles, 29 de enero de 2014

Capítulo VI: Charla con un extraño

Para cuando la mucama regresa con Kyra, yo ya he curado y vendado mi herida y la he ocultado con mi guante y también he tenido tiempo de secar mis lágrimas y preparar el sillón para que Kyra duerma.

-¿Continuarás con la historia, verdad?

En este preciso momento lo que menos quiero es acordarme de Caddy, así que ya he planeado contarle una historia diferente esta noche. Quizá mañana me sienta con mejor ánimo de seguir contándole la historia de Caddy y Young.

-Bueno, Kyra, ¿sabes? Creo que hemos pasado mucho tiempo con esa historia y debería estar preparándote para ser presentada ante los Profetas.

-¿Entonces no habrá historia hoy?

Kyra me mira con tristeza, pero realmente en estos momentos no tengo ganas de dejarla ganar.

-No.-Digo secamente mientras tomo un libro de la mesilla.- Prometo que no lo haré aburrido.

-Está bien.-dice Kyra resignada- Pero mañana quiero que me sigas contando sobre Caddy y Young.

Kyra se sienta y me mira con aburrimiento mientras le explico cómo pararse, como caminar, como hablar,  y que ademanes durante la presentación. Hago que se ponga de pie y practique durante un rato, pero es evidente que esta aburrida. Las luces del pasillo se apagan y es hora de dormir. Kyra se acuesta recargando su cabeza en mi regazo y parece tan pacifica que me intriga lo sucedido en la mañana en la terraza del tren. Le doy un beso en la frente y ella susurra “Te quiero, Ellioth”.

Nunca me casaré ni tendré hijos propios, pero no importa, porque Kyra  es mi mundo en estos momentos.

Kyra no tarda en dormirse, pero yo tengo insomnio. Al poco rato escucho voces afuera del tren y me doy cuenta de que los ingenieros han llegado para reparar la locomotora. Por el escándalo que oigo, parece que trabajarán toda la noche.

Giro mi cuello y lo siento tronar. Dormir sentado los últimos días no me ha hecho mucho bien. No se cómo Kyra duerme con tanta facilidad. Breez diría que eso es a lo que ella llama “Conciencia limpia”. Río al pensar en ello y aquí voy de nuevo, recordando lo que no quería recordar. Supongo que es inevitable evitar pensar en cosas tan arraigadas a la memoria.

Es increíble lo bien que se arraigan algunos recuerdos irrelevantes a nuestras memorias, mientras que lo que deberíamos realmente recordar y atesorar, se desvanece a los pocos días. Hay veces que me pongo a pensar en las lecciones de mis tutores de cuando era niño, y las tengo grabadas como si fuera en piedra, con puntuaciones, paréntesis y tecnicismos; pero las cosas que realmente me gustaría recordar, los momentos que pasaba en compañía de Caddy, a veces se me van entre los dedos cuando intento recordarlas, percibiendo vagamente los aromas, las sensaciones y los sonidos que me rodeaban; y me doy cuenta tristemente de lo fácil que es olvidar solo lo que uno desea recordar.

El ruido de los hombres trabajando me mantiene despierto y miro por la ventana como las estrellas van apareciendo y desapareciendo conforme las horas pasan. Decido que no puedo pasar la noche entera en vela teniendo tantas cosas por hacer al día siguiente y trato de dormir, aunque en realidad lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y descansar de mis pensamientos. Después de un par de horas sigo totalmente consciente. Mentalmente me pongo a hacer una lista de todas las cosas por hacer en Faria y todos los lugares que quiero mostrarle a Kyra y…

Creo que dormí al menos dos horas, pero para mí en estos momentos es suficiente. Después de todo en unos días estaremos de vuelta en Matur y dormiré durante tres días de ser necesario. Kyra sigue dormida y creo que yo puedo hacer lo mismo unos minutos más. Cierro los ojos nuevamente y tocan a la puerta de la cabina.

-Buen día, Señor Keylat.- dice amablemente la mucama de ayer- El jefe de seguridad del tren dice que en dos horas estaremos nuevamente en marcha. El desayuno será servido en media hora.

-Muchas gracias, señorita.

Cierro la puerta y me froto la cara con pereza. Necesito rasurarme.

-Kyra, Kyra, despierta, muñeca.

Kyra está demasiado dormida aún. Me tomará toda  la vida despertarla. Sigo llamándola mientras saco mi navaja y una toalla para rasurarme. Espejo… ¿Dónde puse el espejo? Creo que lo he olvidado. Tendré que ir a los servicios a rasurarme. No creo que Kyra despierte en un buen rato. Cuando regrese seguramente estará empezando a desperezarse.

Ni bien empiezo a rasurarme, volteo violentamente, porque creí ver en  el reflejo del espejo a Kyra detrás de mí. No hay nada. Nada a excepción de una creciente sensación de ardor en mi mejilla derecha. Demasiada sangre para ser un corte pequeño. Con cuidado termino de asearme y regreso a la cabina. La puerta está abierta, pero Kyra ya está despierta. A Kyra no le gusta estar sola en lugares cerrados; debió abrir la puerta cuando despertó y vio que yo no estaba. Le pregunto cómo durmió mientras me pongo una casaca limpia y guardo mi navaja y la toalla. Tomo un pañuelo y lo mojo con el agua de la jarra de la mesilla. Sacó un vestido limpio y la apresuro a vestirse.

Kyra no ha hablado mucho durante el desayuno. Trato de animarla diciéndole que hoy mismo llegaremos a Faria y estaremos en Gedea justo a tiempo para la cita con los profetas. Aunque sonríe, no parece entusiasmada.

De regreso a la cabina comienzo a ordenar nuestras pertenencias. Cuento las maletas y reviso que todos nuestros objetos de valor estén en su lugar. Kyra se ha entretenido leyendo un libro, pero no ha cambiado la página en media hora. Cuando termino de preparar nuestras cosas me doy cuenta de que hay una pequeña caja sobre la mesilla. No la reconozco.

-¿Y esta caja?- pregunto para mí mismo.

Kyra me mira de reojo y después mira por la ventana.

En la caja hay una leyenda escrita a mano:

“VEJJUT BOYKA ZAH”

Está escrito en lenguaje antiguo, pero no sé exactamente cuál sea. Esta vacía. Debe ser que a las personas que ocuparon esta cabina antes que nosotros la olvidaron. Sí, creo recordar que había una caja aquí cuando llegamos, junto a la jarra y la lámpara.

Al fin llegamos a Faria y espero a que el tren se vacíe para poder bajar. Un par de guardias nos ayudan a bajar nuestras maletas mientras caminamos por el pasillo rumbo a la salida del vagón.

Mientras esperamos un transporte que nos lleve al muelle, miro a poca distancia al anciano del tren. Está mirando a Kyra y yo la cargo para recordarle al hombre que mi hija no está sola. Lo miro fijamente y él se limita a asentir.

Por fin llega nuestro transporte y mientras subimos, escucho al anciano decir:

-Que tengan buen viaje, Señor. Eti boyka piip, leevash.

Ignoro su saludo y volteo hacia otro lado.

Llegamos a los puertos justo a tiempo para tomar el siguiente viaje a Gedea, una hora antes de lo que tenía planeado. Kyra parece más animada que esta mañana el trayecto, corre de un lado a otro en la cubierta. Me pregunta los nombres de los peces que ve y para qué sirven las maquinas que se utilizan en la nave.

Por mi parte siento que me han quitado un peso de encima ahora que estamos a poco tiempo de llegar a Gedea.

-Buen día, caballero.- Un marino me extiende su gruesa y descuidada mano mientras sonríe dejando ver dos dientes de oro.

-Buen día, señor. ¿Buen día para navegar?

El hombre escupe hacia el mar y con la voz al cuello grita:

-¡Esplendido! No hay mejor día para navegar que un día de dos soles. Por cierto, ustedes no son de Faria, ¿cierto? Lo adivino por sus ropas.

-No.  Somos de Matur, en Nephilia.

-¡Nephilia! Igual que Sparks.

-¿Sparks?-pregunta Kyra- ¿Cómo Young Sparks?

-¡Ah!- exclama el marino- ¡El gran Capitán Young Sparks! ¡La pequeñita sabe de él!

-Mi papá me cuenta historias sobre él y sobre…

-Nada, nada, nada... –El hombre interrumpe a Kyra-  Seguramente un hombre de letras y bibliotecas como usted solo sabe lo que escuchó de otros, pero si quiere saber la verdad de las cosas, ¡pregúnteme a mí –dice mientras ríe a todo pulmón- Sé muchas historias de él.

-¿Y cómo es que sabe tanto?- pregunto.

-Sparks fue mi compañero en la academia y después, tuve el honor de pertenecer a la cuadrilla que él dirigía. Cuando el Circulo Interno lo acusó de traición, abandoné la guardia y me uní a esta tripulación. No estoy dispuesto a trabajar para hombres que acusan injustamente a un hombre tan honorable como lo fue Sparks.

En muchas partes de Kil, sobre todo en los puertos, se conocen a medias historias del Clan Sparks, y siempre ha sido mi deleite escucharlas y secretamente es mi vicio burlarme de las incoherencias e inexactitudes que la gente cuenta con tanta seguridad y que no son más que mentiras mezcladas con verdad.

-¡Oh, por favor, cuénteme, buen hombre!- digo mientras trato de contener la risa.

-¡Ese ladino de Sparks! ¡Los destinos lo cuiden! Limpió de piratas las aguas de Kil, desde Faria hasta Mesán. Incluso logró capturar al famosísimo Raman Mah-Sey. Aunque el circulo interno, esos malditos. Después de que Sparks arriesgó el cuello viviendo con esos salvajes para ganarse su confianza y después capturarlos… esos desgraciados lo acusaron de traición ¡TRAICION! Ahora el pobre Sparks vive en el exilio. Nadie ha sabido de él. Dicen los malditos del Circulo Interno que se ha convertido en un pirata. ¡Pirata!… Sparks no podría, jamás ser como esos malditos piratas. Es culpa de esa mujer. ¡De esa maldita serpiente!

-¿Mujer? ¿De qué mujer habla usted?- En este punto se bien de quien habla, pero nunca antes había escuchado que hablaran de ella y jamás pensé que llegarían a llamarla de esa manera.

-¿De qué mujer? De la hija de Mah-Sey…

-¿Está hablando de Caddy?- pregunta Kyra.

-¡Ah! ¡Los Destinos censuren ese nombre para siempre! La vil serpiente fue la perdición de Sparks. Ella lo sedujo, lo engañó, lo llevó a su perdición…

Miro al hombre incrédulo, con asco. Él no la conoció, él no sabe la verdad, él no tiene derecho a hablar así de ella. Si no me alejo de él, haré algo de lo que me arrepentiré. Kyra me abraza y solloza. Tampoco le gusta que hablen así de ella.

-Disculpe, Señor. –Digo escondiendo mi rabia- El barco está por llegar a puerto. Que tenga buen día.

-Quizá nos encontremos cuando usted vuelva de Gedea… Quizá le siga contando más sobre Sparks…

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